Tras las innumerables vueltas y revueltas de los últimos meses, vuelvo a tener un empleo. No quiere decir esto que haya salido del atolladero. Primero, porque he perdido en varios aspectos con respecto a mi anterior trabajo. Segundo, porque no tengo más remedio que quedarme en Alemania, y la deseada vuelta a casa sigue siendo una utopía. No obstante, he decidido comentar algunas acciones que me han servido para reconducir —aunque solo sea levemente— la situación. Porque, en la vida, hay momentos para avanzar a toda vela y otros en los que toca aguantar el chaparrón minimizando los daños del navío.
Siempre es duro sobreponerse a un fracaso y, desde luego, yo no poseo una fórmula mágica para ello. Sin embargo, una cosa tengo clara: difícilmente puedo resolver un problema negando su existencia. Por eso, creo que se debe comenzar llamándole a las cosas por su nombre. Hay que dejarse de chorradas y asumir la realidad: HE FRACASADO. Punto. De lo contrario me estoy engañando.
Siempre es duro sobreponerse a un fracaso y, desde luego, yo no poseo una fórmula mágica para ello. Sin embargo, una cosa tengo clara: difícilmente puedo resolver un problema negando su existencia. Por eso, creo que se debe comenzar llamándole a las cosas por su nombre. Hay que dejarse de chorradas y asumir la realidad: HE FRACASADO. Punto. De lo contrario me estoy engañando.
A continuación toca reflexionar profunda y serenamente sobre los factores que han provocado ese desenlace. Y en este punto es necesaria una gran dósis de autocrítica. Naturalmente que existen causas externas que no he podido controlar, pero es imprescindible identificar y reconocer mis propios errores.
Es entonces cuando puedo corregir aquello que he hecho mal. En este sentido, yo he procurado trabajar sobre mis 3 "pecados capitales", los cuales fueron objeto de sendas entradas en este blog:
- El idioma. Es temerario, a la par que ingenuo, creer que se puede desarrollar una vida plena en un país desconociendo su lengua. He intentado subsanar este error garrafal mejorando mi nivel de alemán y, si alguien duda de que este es un factor decisivo, le diré una cosa: SOLAMENTE me llegaron ofertas cuando convencí a las empresas de que podía comunicarme en su idioma.
- Las apariencias. La imagen que las empresas venden de sí mismas raras veces se corresponde con la realidad. A estas alturas, he experimentado lo suficiente para saber que TODAS son iguales. Uno no sabe dónde se mete hasta que está dentro, y Alemania no es diferente en eso. Dentro de lo posible, esta vez he tratado de juzgar con mayor objetividad las alternativas que se me presentaban. Aún así, no puede decirse que mi elección sea muy diferente de los sitios que he conocido antes.
- La especialización. El arma de doble filo. Centrarme en un campo muy específico me cerró casi todas las puertas cuando este se vino abajo. He tenido bastante claro qué línea(s) seguir para vencer este obstáculo, pero el proceso de reciclaje no está siendo fácil y, por ahora, solo lo he conseguido parcialmente. Me queda mucho que pelear, pero es un comienzo.
Con estas labores de "desescombro" he comenzado a corregir mis principales errores, pero ninguno de ellos está plenamente subsanado. Mi balance personal es que, de momento, he
conseguido sobrevivir a este fracaso —que no es poco—, aunque no está superado todavía. Son varias las circunstancias que me mantienen al borde del abismo —entre otras, que volveré a visitar la agencia de empleo más pronto que tarde—, así que no puedo considerar satisfactorio el statu quo.
Empleando un símil futbolero, digamos que la situación actual se asemeja a una racha de empates consecutivos. Si a continuación llega otra derrota, los empates no valdrán nada. Pero si lo que llega es una victoria, estos empates cobrarán valor y se verán como el inicio de la recuperación.
Empleando un símil futbolero, digamos que la situación actual se asemeja a una racha de empates consecutivos. Si a continuación llega otra derrota, los empates no valdrán nada. Pero si lo que llega es una victoria, estos empates cobrarán valor y se verán como el inicio de la recuperación.