sábado, 26 de octubre de 2013

Yo no admiro a Amancio Ortega

La dualidad éxito/fracaso ha estado presente en este blog desde su comienzo, y hoy me permito retomar esa temática con una crítica —espero que constructiva— a alguien que puede considerarse el éxito personificado: el empresario Amancio Ortega. No es que le tenga especial animadversión, podría haber elegido a muchos otros para esta crítica, pero creo que él es la figura más relevante y representativa de lo que quiero exponer. De ahí que le dedique la carta abierta que escribo a continuación.


Estimado Sr. Ortega:

No creo que vaya usted a leer nunca estas líneas. Seguro que no ha alcanzado su excelente estatus perdiendo el tiempo en nimiedades como esta. Aún así, voy a escribirlas igualmente. Después de todo, quién sabe si el azar puede hacer que un día aterrice en esta humilde página.

Le comentaré, pues, el motivo de mi carta.

Verá, como multimillonario que es, estará usted acostumbrado a escuchar infinidad de alabanzas a su persona. Es evidente que ha tenido una trayectoria envidiable y no pongo en duda su capacidad como empresario. ¡Faltaría más! A la vista están sus resultados. Sin embargo, lamento mucho decirle que, a pesar de todo, yo no le admiro.

Ya imagino que eso no le quitará el sueño, pero me gustaría explicarle porqué.

Saliendo de un lugar humilde ha llegado a ser, según los entendidos, el tercer hombre más rico del planeta, seguramente a base de muchísimo trabajo y no menos inteligencia. Esas fuentes estiman su fortuna en 57000 millones de dólares (datos de marzo 2013), y le señalan como el hombre que ha ganado más dinero en 2012, con 19500 millones de dólares. Unas cifras mareantes para el común de los mortales, cuyas mentes no alcanzan a imaginar magnitudes de tal calibre.

A la vista de estos datos, encarna usted el perfecto prototipo de hombre de éxito. Un ejemplo a seguir.

Pero, dígame Sr. Ortega, ¿qué valor crea usted para su entorno desde su privilegiada posición? Reconozco que no me he estudiado todos los pormenores de su actividad, y puede que me sorprendiese al saber la respuesta. Sé que ha hecho cuantiosas donaciones, que preside fundaciones benéficas y que su empresa da trabajo a muchas personas. Todo eso está muy bien, de verdad, pero me parece poco para la dimensión en la que usted se halla.

Parece ser que el mercado inmobiliario es una de sus grandes fuentes de ingresos. Posee numerosos edificios en algunas de las ciudades más caras del mundo. Sus oportunas y exitosas inversiones le reportan grandes beneficios, pero repito, ¿qué aporta eso a su entorno? ¿Qué valor está generando usted? Esa misma especulación fue la que insufló el aire a nuestra particular burbuja. ¿Le parece que ha traído algo positivo para la sociedad, más allá de los que se lucraron con esas prácticas nefastas?

Como antes mencioné, da usted trabajo a miles de personas en sus innumerables tiendas. Sin embargo apuesta por la deslocalización de sus plantas productivas, muchas de las cuales se encuentran en países asiáticos. ¡Lógico! —me dirá. Claro, allí la mano de obra es infinitamente más barata, lo que le permite multiplicar sus ganancias. Por simple desconocimiento, no entro ya a valorar cómo y dónde pagan impuestos sus sociedades, aunque no es difícil aventurar que muchos se van fuera de España, ¿me equivoco?

Lo que sí puedo decir sin temor a equivocarme es que, si sus fábricas estuviesen en territorio español, miles de familias vivirían de ello. ¿No cree que eso generaría verdadero valor en un momento como el que vivimos? Ya, ya sé. Entonces usted ganaría menos dinero. Y tal vez no sería el tercero más rico del mundo. Quizá sería el 10º. O el 20º. O incluso el 100º. Pero, ¿cree que viviría usted peor siendo el número 100 de la lista? ¿Qué se puede hacer con 57000 millones que no se pueda hacer con 10000 o 20000? ¿No estarían todas sus necesidades de sobra cubiertas?

Entiéndame bien. No estoy diciendo que tenga obligación de hacer nada por nadie. El hecho de ser rico no obliga a convertirse en una ONG. Cada uno hace lo que le parece. Solo le estoy explicando porqué no le admiro, nada más. Y me da rabia, no se crea, porque sí tiene otras cualidades que considero admirables.

Entre estas cualidades está su descomunal olfato para los negocios y su visión empresarial. Con tales virtudes y semejante patrimonio, ¿me está diciendo que no tiene la posibilidad de crear nada de más valor? Me refiero a valor de verdad. No algo volátil y efímero como la especulación financiera, sino tangible y duradero como su imponente imperio empresarial. Algo que signifique un cambio de profundo calado para su tierra. Si se lo propone, usted puede desencadenar ese cambio. Tanto es así, que puede poner la primera piedra para transformar radicalmente el sino de nuestro país. ¿Cómo? En lugar de fabricar en Bangladesh, fabrique en España. En lugar de invertir en ladrillo, invierta en conocimiento. Permita a profesionales de su país desempeñar su trabajo sin tener que irse a miles de kilómetros.

Además de intereses y de rentabilidad, usted sabe mucho de industria y de la importancia que esta tiene para la economía de un país. ¿Porqué no la promueve? ¿Porqué no crea nuevas industrias o apoya las existentes? ¿Qué supone para usted establecer una empresa tecnológica o un centro de investigación —por ejemplo en suelo español? Yo diría que puede afrontar el gasto, ¿no? Si usted no puede, ¿quién puede? Es más, con su instinto para los negocios, apuesto a que sería capaz de obtener ganancias incluso.

Como he dicho antes, cada uno decide qué hace con su dinero. Los hechos demuestran que usted lo hace muy bien para sus intereses, por eso ocupa un lugar en el pódium de ricos. Pero si le importa algo mi opinión, yo solo le admiraré —y profundamente, se lo aseguro— cuando haga estas cosas que digo, aunque ello le cueste salir del top 100.

Usted es considerado un absoluto triunfador. No sé cómo lo ve usted pero, si yo fuese el tercer hombre más rico del mundo y no hiciese todo lo posible por mejorar mi tierra, me sentiría un completo fracasado. Se lo digo con total sinceridad.

Es triste que el dinero sea el único motor que nos mueve. Todos queremos tener más y más. Pero aunque no lo parezca, hay cosas mucho más valiosas que el dinero.

¡Se me ocurren tantas cosas que hacer! Pero por desgracia no tengo sus recursos...

En fin, no quiero acabar sin antes dejar claro que me alegro de que le vaya tan bien. Ya sabe que, en nuestra querida España, se lapida con saña a todo aquel que tiene éxito en algo, sobre todo si es de casa. Yo no soy de esos.

Nada más Sr. Ortega. No se tome esto como algo personal. Lo mismo opino de otros colegas suyos con menos renombre pero cuentas corrientes igual de rebosantes. Quizá haya escuchado que, este verano, disfrutó de unas vacaciones en Avión (Ourense) el hombre que ostenta el cetro mundial de los multimillonarios, el mejicano Carlos Slim, invitado por otro millonario de la zona. Esa es una tierra de emigrantes por excelencia, muchos de los cuales también lograron amasar ingentes fortunas, principalmente en México. ¿Y qué es lo mejor que hacen por su pueblo? Exhibir sus coches caros y llevarse al gaznate la mejor comida y bebida cuando vuelven de vacaciones. Ah, y pagarle a los vecinos un par de conciertos a modo de limosna. Pero, eso sí, los "ahorrillos" los tienen en otros países. Y los negocios también.

Atentamente,

Ciudadano P

11 comentarios:

  1. Muy pero que muy bien traido, pero ya sabes por mis comentarios anteriores que yo suelo ser la nota discordante y esta vez no podia ser menos y sin estar "completamente" en contra de la opinion vertida en el post, dire que no estoy "en absoluto" de acuerdo con ella.
    Un negocio rentable crea valor alli donde interactua y los negocios de este señor no son menos y crean valor en practicamente todo el mundo. Si como tu propones en lugar de deslocalizar sus plantas de produccion produjera en casa, su modelo de negocio tendria que cambiar radicalmente puesto que no podria ni por asomo competir en precios (recuerda que en casa hay salario minimo y cosas similares) y esto le haria jugar en otra liga y por lo tanto seguramente fracasar. No se si sabes pero en una de sus marcas mas conocidas, Zara, aparte de diseñar la mayoria de sus ropas en España, en las tiendas de Alemania contratan a muchos españoles a los que ayudan a salir adelante ofreciendoles una carrera profesional dentro de la firma. Que eso esta creando valor para Alemania y no para España, si, supongo que si, como podria ser el caso de otros paises.
    Lo que vengo a decir es que, en mi opinion, si este tipo de gente (tiburones despiadados para la mayoria) dejasen de hacer las cosas como las hacen, no solo dejarian de ser millonarios, sino que tambien perderian sus modelos de negocio y por lo tanto, no solo no crearian menos valor, sino que dejarian de crearlo.
    Salu2.

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    1. Entiendo tu punto de vista, que está bien fundamentado, pero no me convences ;)

      Es que ese es precisamente el quid de la cuestión que quiero transmitir. Para montar un imperio de esa magnitud no hay otra forma posible de proceder. Por eso digo que yo preferiría "volar más bajo" pero creando valor en casa. ¡Puede que sus negocios creen valor en todo el mundo, pero a mi lo que me interesa es crearlo en mi tierra! Y de hecho, hasta eso es discutible. Una fábrica de ropa en Bangladesh con esos salarios y condiciones... ¿crea valor? No estoy muy seguro de ello.

      Para mí se trata de una simple cuestión de principios. Tú mismo lo dices: "en casa hay salario mínimo". Yo no encuentro nada admirable en evitar el pago de ese (ya miserable) mínimo. Y tampoco comparto que "jugar en otra liga" sea un fracaso, si es en la que quieres jugar y si produce más beneficio que el estrictamente monetario. En este mundo, el dinero es el baremo bajo el que se juzga todo, pero hay otros criterios más importantes.

      Además, no tiene que ser todo blanco o negro. No hay que elegir entre un imperio o la ruína. El tejido empresarial e industrial que da vida a un país se sostiene por las empresas de tamaño intermedio, no por las gigantes. Es lo mismo que pasa en la sociedad. Un país próspero se caracteriza por la existencia de una amplia clase media que mantiene en marcha el ciclo comercial. Un país donde solo hay muy ricos o muy pobres no goza de buena salud (y hacia ahí nos encaminamos nosotros...).

      Saludos

      P

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    2. Efectivamente, los negocios de Armancio Ortega solo pueden competir en precios, EXCLUSIVAMENTE en precios, porque no puede competir en nada más. Y tampoco le importa, esos negocios se basan en competir exclusivamente en precios, al precio que sea, caiga quien caiga. Si para eso es necesario fabricar en fábricas clandestinas, se hace.

      Es muy discutible si crea valor o el tipo de valor que está creando. Por otro lado parece que no contemplas el valor que destruye: El de esos pequeños fabricantes que desaparecen porque no pueden competir con multinacionales que fabrican en fábricas clandestinas.

      La puntilla del asunto es que hoy los chinos, indios,..., están alcanzado la madurez industrial y gracias al conocimiento adquirido por las deslocalicaciones, están comenzando a diseñar, fabricar y distribuir productos con marcas propias (¿Para qué fabricar para otros pudiendo fabricar con una marca propia dejando mayores beneficios económicos?). O dicho de otra manera, esas empresa que han engordado sus beneficios las últimas décadas trasladando sus fábricas a China, van a tener serios problemas en las próximas décadas porque por una parte se van a tener que enfrentar a nuevos competidores y por otra por que no encontrarán fabricantes en China que quieran fabricar sus productos. Pronostico que muchas de esas marcas van a desaparecer (http://pimientosfritos.blogspot.com.es/2013/08/producir-en-china-empieza-no-ser.html). Sin ir más lejos, el propietario de nada más y nada menos que Land Rover y Jaguar es, desde hace años,.... ¿Adivinas quien?..... un fabricante indio de automóviles (Tata).

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  2. He leído tu post y entiendo perfectamente tu punto de vista, esta bien fundamentado desde la visión de lo que sería justo y moral, pero creo que has olvidado algunas cosas que se deben tener en cuenta ante la cuestión que planteas:

    1- Nadie en este mundo y hasta que una nueva civilización poble la tierra, se hace rico pagando justamente a sus empleados, proveedores e impuestos. El que es rico hoy en día es porque heredo mucha pasta o robo aún más pasta. Espero que no seas de los que creen que te puedes hacer rico trabajando para otros.

    2- El problema de España, que en el fondo es también algo que quieres plasmar, no es el modelo de negocio del señor Amancio Ortega, sino, los empresarios como Jose Maria Ruiz Mateos y los pequeños empresarios que si por ellos fueran venderian a España.

    Yo estudie ingenieria y una cosa que me llamo mucho la atencion es lo que nos enseñaban en clase de producción, la ecuación, "mínima inversión, máxima rentabilidad" ese concepto por si solo es salvaje y no deberia existir en nuestra economia si queremos algo sostenible, lamentablemente este sistema se rige bajo ese concepto y puedo asegurar que tu mi querido ciudadano P no serías del todo justo y legal si regentaras tu propio negocio.

    El tema que te indigna es casi filosofico, podriamos afirmar que el hombre es lo que es por aprovecharse en cada momento de sus semejantes o de otras culturas. Así el imperio Romano fue lo que fue invadiendo medio mundo, lo mismo Napoleon, y antes del saqueo de America España y en general la peninsula ibérica era una caca pinchada en un palo para el resto del mundo. A costa de millones de muertos se formo el imperio Español. Aún más Inglaterra es lo que es después de años sacando recursos de la India y así un sin fin de ejemplos hasta llegar a nuestros días (feudalismo, revolucion industrial o esclavitud industrial mejor dicho).....

    Hoy en día estamos igual, pero vivimos un poco mejor aunque ya no estaría tan seguro de eso, pero puedes estar seguro que Amancio solo es un listillo más que saco la cabeza de la gran marea de caca en la que vivimos.

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    1. Hola Leo:

      La verdad es que no soy rico y, por tanto, desconozco si es posible lograrlo de un modo distinto a los que comentas. Puede que tengas razón. Pero en realidad, tampoco es mi objetivo serlo. Si un día tengo la oportunidad de gestionar mi propia empresa, hacerme rico con ello no estará entre mis prioridades. Aunque tuviese tiendas hasta en la luna, no me consideraría exitoso si no le pagase justamente a mis empleados (entre otras muchas cosas). Creo que ahí radica precisamente el problema de base, y es lo que quise expresar en mi carta. Medimos el éxito en dinero. Cuanto más dinero, más éxito. Y yo no lo veo así. Una empresa puede generar una riqueza incalculable más allá del dinero sin convertirse necesariamente en un imperio gigantesco. Incluso siendo muy pequeñita y desconocida para el gran público, puede generar enorme valor en su entorno. Bajo mi punto de vista, eso es mucho más útil y loable.

      Por desgracia vivimos en otro tipo de mundo, como dices. Y aquí solo se mira la pasta.

      Saludos

      P

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  3. Más allá de lo que tanto tu como yo consideramos correcto, (yo también pienso que no hace falta hacerce rico) los negocios en el mundo actual solo funcionan si cada vez que tu metes 10€ en tu negocio, este te devuelve mínimo 15€ y netos, de otra forma no funcionaria, no tendrías con que pagar "justamente" empleados y asi sucesivamente.

    Estamos de acuerdo en que tenemos una cultura de codicia, algo que quizás viene de serie en el ser humano, la historia así nos lo ha demostrado. Creeme que a mí también me gustaria regentar un negocio y tener a todo el mundo contento sin volverme rico pero viviendo de alguna manera comoda y siendo justo, lo que pasa es que la competencia no juega con las mismas reglas por aquello del libre mercado.

    Vuelvo a decir que el problema que tenemos en España más allá de Amancio, Ruiz Mateos, empresas corrupatas como las eléctricas o la politica, es la cultura del pelotazo, de la explotación, no tenemos empresarios, ni empresas, tenemos gente que lo unico que quiere es hacer un millón de euros en 1 día y luego dedicarse a dormir el resto de su vida.

    Si hay que atacar a alguien es a esa gente que contrataba empleados y no les pagaba el sueldo, y aquí me pongo sentimental porque se de casos de personas que llegaban a trabajar hasta 4 o 5 meses sin sueldo ni contrato y al final eran despedidos con 400€.

    Ojala el problema fuera solo gente como Amancio, que no son muchos, el problema para mí radica en nuestra sociedad y si lo analizas bien, de alguna manera nos ha tocado tragar con lo que otros no supieron arreglar, estos problemas vienen de los años 70 y 80 donde los que construyeron nuestras carreteras eran los alemanes y se vendian las pequeñas industrias que aún quedaban.

    Saludos.

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    1. Pues mira, aquí tengo que darte toda la razón. No tenemos cultura del esfuerzo, ni empresarial, ni de emprendimiento. Así de simple. Por eso el fin es hacerse rico fácil y rápido. Así no puede extrañarle a nadie que no haya apenas industrias potentes en España. Por un lado, tenemos CERO iniciativa —levantar un negocio supone un esfuerzo titánico, y apetece más ir de tapas—. Y por otro lado, lo poco que hay se vende, como dices. Las empresas españolas acaban en manos extranjeras antes o después. A nosotros lo que nos va es que vengan los alemanes o americanos de turno y nos monten una fábrica cerca de casa. Y de gestionar que se ocupen otros. Claro, luego cuando se llevan la fábrica a otro país más barato nos tiramos de los pelos.

      Saludos

      P

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  4. Un sujeto que ha hecho su fortuna robando diseños, fabricando productos en fábricas clandestinas,... ¡Y lo ponen como imagen de España!.

    Y para colmo nos viene donando dinero a Cáritas. ¡Cierra las fabricas en esos países y fabrica en España! ¡Contrata a diseñadores españole y deja de robar diseños!

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    1. Desconozco la procedencia de los diseños, así que no comento al respecto. Ahora, el impacto de las acciones que podrían llevarse a cabo con esos recursos... sería sencillamente algo histórico.

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  5. ¿Qué clase de valor crea el crear empleo en países asiáticos en condiciones de trabajo lamentables? (buscad en google accidentes en esas fábricas) Eso no es trabajo, es explotación. ¿Qué clase de valor es crear trapos que vamos a usar apenas unos meses, siendo la tasa de recambio de esta moda low-cost tan elevada, y que encima contamina el medio ambiente, por colorantes, etc? Por no hablar de que esos productos químicos afectan la salud y si son tejidos naturales, otros problemas añadidos.

    ¿Qué clase de valor aporta el fomentar el consumo desmedido?


    Cuidado, que ni me considero ecologista (me da yuyu el nombrecito), ni nada de nada. Simplemente soy crítica.


    Por cierto, me encanta el blog y me has ahorrado mucho trabajo en cuanto al tema de Alemania. Parece que no soy la única que piensa así, lo cual me alegra, y además, he llegado a conclusiones similares a las tuyas. ¡Quién me lo iba a decir a mí hace unos años! ¡con lo pro-germana que yo he sido! Qué se le va a hacer...hasta en las mejores familias pasa..


    Felicidades de nuevo por el blog!

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    1. Hola Rosanna:

      Gracias, me alegra que te guste el blog. Coincido en tu crítica, y también en lo del mito alemán que nos hemos formado en general...

      Saludos

      P

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