Decía Aristóteles que "el hombre es un ser social por naturaleza". Francamente, cuesta creerlo viendo el alarmante grado de individualismo que se ha instalado en la sociedad. Vivimos cada vez más encerrados en nosotros mismos. Los problemas o preocupaciones de otras personas nos resbalan, lo único que importa es lo nuestro. Hace ya tiempo que había constatado este hecho, y durante los últimos meses ha quedado patente en la soledad de mi fracaso.
Debo admitir que yo mismo soy bastante individualista en muchos aspectos. Sin embargo, una cosa es gozar de tu independencia personal y otra es que te importe un carajo todo aquello que no te afecte a ti directamente. Esa es la tendencia que se impone ahora: YO, YO y YO.
Esta pauta de comportamiento se percibe a muchos niveles:
Es este último punto el que me ha llevado a escribir la entrada de hoy. Durante todos estos meses he lamentado el nulo apoyo de personas que otrora fueron buenos amigos. Naturalmente, nadie está obligado a ayudarme, y mucho menos a resolver mis problemas, lo cual me compete a mí. No es eso lo que digo. Hablo simplemente de interesarse por la evolución de las cosas, de transmitir algo de ánimo y, si se tercia, de echar un pequeño cable a un amigo que pasa por una situación adversa.
Esta pauta de comportamiento se percibe a muchos niveles:
- Se percibe en el ámbito laboral, donde la competitividad es cada vez más feroz. Todos quieren demostrar que son mejores que el resto y obtener para sí el mayor beneficio posible. La competitividad es buena y necesaria en su justa medida, porque nos hace mejorar, pero llevada al extremo puede resultar absurda. En lugar de competir por todo, más nos convendría aprender a colaborar.
- Se percibe, por supuesto, en la sociedad, arrastrada por politicuchos de medio pelo que embaucan a las masas ignorantes. Todos quieren separarse de todos. Las comunidades del estado, las provincias de las comunidades, las ciudades de las provincias y los barrios de las ciudades. A este paso llegaremos a constituirnos cada uno de nosotros en un ente soberano independiente. Por cierto, hablando del tema, esos soplapollas que juegan a convocar referéndums de independencia equivocan la estrategia. Ya que no les dan permiso para votar si Cataluña se separa, yo les doy una idea: lo que tienen que hacer es celebrar el referéndum en el resto de España. Votemos nosotros si queremos que Cataluña sea parte de España o si preferimos mandarla a tomar por culo y que nos deje de tocar los huevos de una puta vez. A lo mejor se llevarían una sorpresa con los resultados. Y a ver luego cómo esconden esos vulgares chupópteros su patética gestión.
- Finalmente, se percibe también, claro está, en las relaciones personales. Es decepcionante la facilidad con la que alguna gente se olvida de ti y prescinde de mantener el contacto escudándose en sus muchos e importantes quehaceres. Todo el mundo está siempre ocupadísimo pensando en SU trabajo, SUS vacaciones, SU casa, SU hijo, SU perro o SU canario, y pasa olímpicamente de los demás, incluso de los amigos.
Es este último punto el que me ha llevado a escribir la entrada de hoy. Durante todos estos meses he lamentado el nulo apoyo de personas que otrora fueron buenos amigos. Naturalmente, nadie está obligado a ayudarme, y mucho menos a resolver mis problemas, lo cual me compete a mí. No es eso lo que digo. Hablo simplemente de interesarse por la evolución de las cosas, de transmitir algo de ánimo y, si se tercia, de echar un pequeño cable a un amigo que pasa por una situación adversa.
Por otra parte, tampoco es nada nuevo. No viene motivado por las circunstancias, sino que me ha pasado constantemente con ciertas personas. Personas, por cierto, por las que yo sí me mojé en su momento, con las que yo sí me impliqué cuando tuvieron problemas y por las que incluso llegué a buscarme más de una complicación.
Da la impresión de que la gente solo sabe "comunicarse" a través de eso que llaman redes sociales —que para mí son todo lo contrario—. Yo no tengo cuenta en ninguna de esas redes —ni pienso, al menos para uso personal— por muchos motivos que no voy a enumerar aquí. ¿Significa eso que no es posible mantener el contacto? Por lo visto, para mucha gente sí. En la era de Internet, los correos electrónicos, los teléfonos móviles y demás, a menudo parece que estamos más incomunicados que nunca, viviendo dentro de nuestra burbuja personal. ¿Qué cuesta dedicar aunque solo sean 5-10 minutos una vez al mes? ¿Es tu vida tan jodidamente ocupada que no tienes ni siquiera ese tiempo para alguien que te importa? Eso es dejadez y falta de interés. Si no te "molestas" en hacer ni eso, no eres digno de llamarte AMIGO.
Da la impresión de que la gente solo sabe "comunicarse" a través de eso que llaman redes sociales —que para mí son todo lo contrario—. Yo no tengo cuenta en ninguna de esas redes —ni pienso, al menos para uso personal— por muchos motivos que no voy a enumerar aquí. ¿Significa eso que no es posible mantener el contacto? Por lo visto, para mucha gente sí. En la era de Internet, los correos electrónicos, los teléfonos móviles y demás, a menudo parece que estamos más incomunicados que nunca, viviendo dentro de nuestra burbuja personal. ¿Qué cuesta dedicar aunque solo sean 5-10 minutos una vez al mes? ¿Es tu vida tan jodidamente ocupada que no tienes ni siquiera ese tiempo para alguien que te importa? Eso es dejadez y falta de interés. Si no te "molestas" en hacer ni eso, no eres digno de llamarte AMIGO.
Desde luego, si así se actúa con los amigos, ¿qué cabe esperar con los desconocidos?
PD: a los que siguen a mi lado, les agradecezco el esfuerzo.