lunes, 9 de septiembre de 2013

Individualismo: la soledad del fracaso

Decía Aristóteles que "el hombre es un ser social por naturaleza". Francamente, cuesta creerlo viendo el alarmante grado de individualismo que se ha instalado en la sociedad. Vivimos cada vez más encerrados en nosotros mismos. Los problemas o preocupaciones de otras personas nos resbalan, lo único que importa es lo nuestro. Hace ya tiempo que había constatado este hecho, y durante los últimos meses ha quedado patente en la soledad de mi fracaso.


Debo admitir que yo mismo soy bastante individualista en muchos aspectos. Sin embargo, una cosa es gozar de tu independencia personal y otra es que te importe un carajo todo aquello que no te afecte a ti directamente. Esa es la tendencia que se impone ahora: YO, YO y YO.

Esta pauta de comportamiento se percibe a muchos niveles:
  • Se percibe en el ámbito laboral, donde la competitividad es cada vez más feroz. Todos quieren demostrar que son mejores que el resto y obtener para sí el mayor beneficio posible. La competitividad es buena y necesaria en su justa medida, porque nos hace mejorar, pero llevada al extremo puede resultar absurda. En lugar de competir por todo, más nos convendría aprender a colaborar. 
  • Se percibe, por supuesto, en la sociedad, arrastrada por politicuchos de medio pelo que embaucan a las masas ignorantes. Todos quieren separarse de todos. Las comunidades del estado, las provincias de las comunidades, las ciudades de las provincias y los barrios de las ciudades. A este paso llegaremos a constituirnos cada uno de nosotros en un ente soberano independiente. Por cierto, hablando del tema, esos soplapollas que juegan a convocar referéndums de independencia equivocan la estrategia. Ya que no les dan permiso para votar si Cataluña se separa, yo les doy una idea: lo que tienen que hacer es celebrar el referéndum en el resto de España. Votemos nosotros si queremos que Cataluña sea parte de España o si preferimos mandarla a tomar por culo y que nos deje de tocar los huevos de una puta vez. A lo mejor se llevarían una sorpresa con los resultados. Y a ver luego cómo esconden esos vulgares chupópteros su patética gestión.
  • Finalmente, se percibe también, claro está, en las relaciones personales. Es decepcionante la facilidad con la que alguna gente se olvida de ti y prescinde de mantener el contacto escudándose en sus muchos e importantes quehaceres. Todo el mundo está siempre ocupadísimo pensando en SU trabajo, SUS vacaciones, SU casa, SU hijo, SU perro o SU canario, y pasa olímpicamente de los demás, incluso de los amigos.

Es este último punto el que me ha llevado a escribir la entrada de hoy. Durante todos estos meses he lamentado el nulo apoyo de personas que otrora fueron buenos amigos. Naturalmente, nadie está obligado a ayudarme, y mucho menos a resolver mis problemas, lo cual me compete a mí. No es eso lo que digo. Hablo simplemente de interesarse por la evolución de las cosas, de transmitir algo de ánimo y, si se tercia, de echar un pequeño cable a un amigo que pasa por una situación adversa.

Por otra parte, tampoco es nada nuevo. No viene motivado por las circunstancias, sino que me ha pasado constantemente con ciertas personas. Personas, por cierto, por las que yo sí me mojé en su momento, con las que yo sí me impliqué cuando tuvieron problemas y por las que incluso llegué a buscarme más de una complicación.

Da la impresión de que la gente solo sabe "comunicarse" a través de eso que llaman redes sociales —que para mí son todo lo contrario—. Yo no tengo cuenta en ninguna de esas redes —ni pienso, al menos para uso personal— por muchos motivos que no voy a enumerar aquí. ¿Significa eso que no es posible mantener el contacto? Por lo visto, para mucha gente sí. En la era de Internet, los correos electrónicos, los teléfonos móviles y demás, a menudo parece que estamos más incomunicados que nunca, viviendo dentro de nuestra burbuja personal. ¿Qué cuesta dedicar aunque solo sean 5-10 minutos una vez al mes? ¿Es tu vida tan jodidamente ocupada que no tienes ni siquiera ese tiempo para alguien que te importa? Eso es dejadez y falta de interés. Si no te "molestas" en hacer ni eso, no eres digno de llamarte AMIGO.

Desde luego, si así se actúa con los amigos, ¿qué cabe esperar con los desconocidos?

PD: a los que siguen a mi lado, les agradecezco el esfuerzo.

viernes, 30 de agosto de 2013

La destrucción como pasatiempo

Actuar correctamente incluso cuando nadie te ve. No es esta su definición oficial, pero así me gusta a mí describir lo que es el civismo —transformando ligeramente una célebre frase de Henry Ford—. Comoquiera que la definamos, es indudable que esa virtud —la carencia de ella— explica muchos porqués de nuestra situación actual. Ya lo mencioné en su día al explicar porqué España nunca será como Alemania, y no pasa un día sin que los hechos demuestren la clase de país que somos.
"Un país habrá llegado al máximo de su civismo cuando en él se puedan celebrar los partidos de fútbol sin árbitros."
- José Luis Coll -



El otro día, leyendo una entrada en el blog de Arabella —española afincada en el Reino Unido—, me vino de nuevo a la cabeza ese concepto de 'civismo'. El artículo hablaba de los objetos que están a la venta en la calle sin vigilancia alguna, con total confianza en que nadie se los llevará sin pagar. Cosas como esta nos causan gran sorpresa a los españoles —y latinos en general, me atrevo a añadir, lo cual es, sin duda, muy significativo. Con esa mentalidad, ¿quién puede extrañarse del número de ladrones que tenemos por metro cuadrado? Y es que todos llevamos dentro un pequeño ratero. Esos folios que te llevas de la oficina, ese medicamento que "trincas" con la cartilla del abuelo, esas facturas personales que te desgravas a través de una sociedad... ya sabes, lo típico.

Pero no solamente robando sabemos joder al prójimo. Que va. Tenemos un repertorio de lo más amplio y variado. Muchos de vosotros estaréis HASTA LOS HUEVOS, como yo, de ver mobiliario y espacios públicos destrozados, parques y jardines sembrados de mierda de perro o portales llenos de pintadas y meadas —cuando no cosas peores—. No hay que buscar muy a fondo para encontrar comportamientos incívicos.

En eso mismo pienso estos días al presenciar, como cada verano, la quema masiva de montes por parte de BASTARDOS HIJOS DE LA GRAN PUTA que destruyen nuestros recursos naturales y, de paso, atentan contra la vida de las personas. El ser un español en Alemania hace que la comparación entre ambos países me resulte siempre ineludible ante cualquier suceso. Sin haber estudiado el asunto, tenía la sensación de que aquí los incendios no son un problema tan grave. Pero para hablar con más rigor, decidí documentarme un poco. He aquí mis hallazgos:
  • En 2012 hubo en España cerca de 15.000 incendios, que quemaron prácticamente 200.000 ha (fuente: MAGRAMA). En ese mismo año se registraron en Alemania 701 incendios, y la superficie quemada fue de unas 270 ha (fuente: BLE). Es decir, en España se quemó una superficie 740 veces mayor que en Alemania. 
  • Claro, España es más grande y tiene más bosques, por lo que no sería justo comparar así a pelo. Por eso me informé sobre la proporción de masa forestal en ambos países. La superficie forestal de España supone más de la mitad del área total del país, mientras que en Alemania la relación no llega a un tercio. Además, España es un 40% más extensa que Alemania. Por tanto, nuestra superficie forestal total es 2,5 veces mayor (fuente: Eurostat). 
  • Conclusión: una superficie 2,5 veces mayor sufrió 740 veces más daños. O sea, que nuestro "índice de destrucción", por así llamarlo, fue 296 veces superior. Creo que el dato habla por sí solo.
Por otro lado, en un país tan propenso a estas agresiones caben muchas reflexiones al respecto. ¿Porqué no se pone al ejército en pleno a patrullar los montes para evitar los incendios? Enviarlos cuando la situación se va de las manos puede servir de ayuda, pero ahí el mal ya está hecho. ¿Porqué permanecen los montes en tal estado de abandono? ¿Porqué no se revalorizan y se les saca partido mediante una explotación sostenible que reporte beneficios económicos y ambientales? ¿Porqué países con mucha menos masa forestal que España sacan bastante más provecho de ella? ¿? ¿? ¿?

En fin, este es tan solo un ejemplo de los muchos que evidencian que, en España, se practica la destrucción como pasatiempo, con el inestimable "patrocinio" de nuestra justicia de pacotilla, claro está, que nada hace por meter en cintura a los delincuentes.

domingo, 18 de agosto de 2013

Repostar combustible

En Alemania, repostar no es algo que deba hacerse a la ligera. La práctica más extendida en España sigue siendo la de parar en la primera gasolinera que veas, sea la hora y el día que sea. Los que empleen ese método aquí están abocados al despilfarro. En una misma estación de servicio pueden verse tranquilamente diferencias de 10-15 céntimos/litro dependiendo del momento en que se llene el depósito. Por tanto, dejar el asunto en manos del azar puede aumentar el sufrimiento de nuestro bolsillo.


Los precios suelen seguir un esquema de comportamiento bastante regular casi todo el año, si bien hay épocas —principalmente fechas vacacionales— en las que puede romperse esa tónica. Excepciones aparte, hay dos reglas básicas que deben tenerse en cuenta para repostar de la forma más económica.

Mejor por la tarde

El combustible alcanza su precio más alto siempre a primera hora de la mañana, y va descendiendo progresivamente con el transcurso del día. A última hora de la tarde es cuando resulta más económico (hasta 10 céntimos/litro), justo antes del cierre de las gasolineras. Ojo, las que no cierran de noche vuelven a subir el precio al entrar en horario nocturno.

Fuente: observación propia y benzinpreis.de

Mejor a mitad de semana

El lunes suele ser el día más caro, presumiblemente debido a la mayor demanda —muchos hacen acopio de combustible para la semana—. En cambio, los días centrales de la semana suelen ser más propicios, sobre todo el miércoles.

Fuente: observación propia y benzinpreis.de

Otra pauta común que puede añadirse a estas dos reglas es que siempre resulta más caro repostar en autopista (4-8 céntimos/litro). Esto no es exclusivo de Alemania, pues es bien sabido que suele suceder lo mismo en otros países. En Francia, por ejemplo, se aprecian diferencias de hasta 15-20 céntimos/litro.

Como dije anteriormente, la tendencia puede modificarse a veces en función de la demanda. Por ello, pueden ser útiles páginas como benzinpreis.de (disponible en español), que actualizan constantemente estos y otros datos referentes al combustible.

En todo caso, siempre conviene analizar las particularidades de las gasolineras próximas, para localizar las más económicas en cada zona. Pueden encontrarse notables diferencias de precio entre establecimientos situados a poca distancia.

Y para terminar, dejo un par de recomendaciones relacionadas con el tema de hoy, para los que planeen escapadas por aquí.

Decir que los alemanes son poco amigos de la improvisación no es descubrir nada nuevo. Todo lo referido a movilidad está cuidadosamente estudiado. Si planean salidas, excursiones, desplazamientos o eventos lúdicos, quieren saber de antemano lo que encontrarán, tanto en el lugar de destino como en el camino hasta este. Aquello de "...al llegar allí ya veremos..." o "...ya decidiremos sobre la marcha...", tiene poca cabida normalmente. Por eso, establecimientos públicos y particulares informan con profusión sobre prácticamente todo lo que uno necesita saber antes de ir: horarios, precios, opciones, servicios, etc. Vale la pena aprovecharlo para elegir bien.
 
 
Otra cosa que también puede ser útil es consultar las obras —siempre numerosas— que habrá por la carretera a lo largo de la ruta. Esta información la ofrece con detalle la propia administración pública (como sucede por ejemplo en Baden-Württemberg), incluyendo el punto kilométrico exacto, duración, motivo de las mismas, etc. Un recurso interesante en un país permanentemente en obras, dicho sea de paso...

miércoles, 31 de julio de 2013

El peso de los títulos

Años de estudios y preparación, una trayectoria profesional como aval, referencias, idiomas, experiencia internacional... Nada de esto parece bastar para saciar el voraz apetito de potenciales empleadores. En alguna ocasión ya he hablado de la titulitis galopante que azota estas tierras, pero me siguen dejando patidifuso las situaciones absurdas a las que me enfrento. Si no lo veo no lo creo.


SITUACIÓN Nº 1: Oferta de empleo que me va como anillo al dedo. Cumplo todos y cada uno de los requisitos: experiencia, idiomas, estudios... Recibo respuesta negativa a la solicitud. Argumento esgrimido (cito textualmente): "sus cualificaciones no cumplen EN NINGÚN CASO los requerimientos del puesto"¿¡!? El estupor se apodera de mí. ¿Qué coño he estado haciendo toda mi vida entonces?

SITUACIÓN Nº 2: De nuevo, oferta de empleo apropiada. Preparo una completísima solicitud plagada de documentos (como se hace aquí siempre). Resalto especialmente los aspectos de mi trayectoria laboral interesantes para el puesto, y no tanto mi formación, ya que esta tiene menor relevancia en comparación con la experiencia (al menos eso me dicta la lógica). Tras deliberar varios días, me piden mi expediente universitario. Sabiendo donde me encuentro, esto cae dentro de lo normal, así que no le doy demasiada importancia y se lo envío. No es suficiente. Ahora quieren referencias de mi etapa universitaria. Aunque empieza a parecerme excesivo, procedo a facilitárselas también. Pero aún no había acabado la cosa. Lo siguiente que me solicitan son los expedientes completos de toda mi etapa académica, esto es, educación secundaria y ¡PRIMARIA! Ahí sí que ya se me desencaja la mandíbula directamente... ¿Qué me pedirán luego? ¿Las huellas digitales? ¿La partida de nacimiento? ¿El árbol genealógico? Pero, ¡pedazo de gilipollas! ¿De todo mi currículum y bagaje, lo que te interesa y por lo cual vas a decidir mi incorporación es mi nota de pretecnología en 2º de EGB? ¿¿Nos hemos vuelto locos o qué?? Sé porqué lo hacen y sé que así funciona este país, pero eso no significa que no sea completamente absurdo. ¿Qué peso puede tener esa lejana e insignificante fase de mi vida al lado de mi carrera profesional? ¿Acaso hay algo más importante que la experiencia acreditada (no exenta de la debida formación, claro está)?

SITUACIÓN Nº 3: Oferta de empleo apropiada salvo por un punto. A pesar de tener experiencia en puesto similar, mi titulación universitaria no corresponde exactamente con la que solicitan. Visto lo visto, cuento con que ese detalle será un talón de Aquiles insalvable. Naturalmente, la negativa no se hace esperar. Me descartan "porque mi formación académica no cumple los requerimientos". Una vez más, se la sudan los años de experiencia que tenga en esa actividad.

Finalmente, llega la escena que me da la puntilla.

SITUACIÓN Nº 4: Oficina de empleo. Me convocan para estudiar mis expectativas actuales y la evolución desde la última reunión. Me preguntan cómo va la búsqueda, le explico que la cosa sigue chunga, hablamos de esto y lo otro... Puro trámite. Conclusión de la charla: "tenga usted este folleto; ahí se explica cómo solicitar que le reconozcan oficialmente sus títulos extranjeros en Alemania". ¡Lo que me faltaba por ver! Es que los títulos que dan en el extranjero son de tómbola, por lo visto. Parece ser que las matemáticas, la física o la química se rigen por leyes distintas aquí que en el resto del universo, por eso no valen las que estudiamos fuera. ¡Hay que joderse!

Este tipo de actitudes me recuerdan mucho a lo que ocurre en otros países avanzados del mundo. El saberse por delante del resto en muchos aspectos les hace caer en una enorme soberbia con extrema facilidad. A menudo se creen que todo lo de fuera es peor y que solo ellos saben hacer bien las cosas. Una falta de criterio que considero profundamente absurda y discriminatoria, y que ilustra un carácter elitista muy extendido en estas sociedades.

Naturalmente, admito que debe existir cierto control sobre las titulaciones "importadas"; es verdad que hay de todo por el mundo adelante. Comprendo que se exijan garantías en ese sentido, pero las situaciones que me han ocurrido me parecen completamente irracionales, porque:

  1. Estamos hablando de países pertenecientes a la UE; esas garantías se presuponen. Si no es así, apaga y vámonos, que desmonten el chiringuito de una vez.
  2. No soy un recién licenciado, tengo una experiencia detrás. Es decir, otras empresas ya han comprobado que mis títulos no son "de palo".
  3. Ya he trabajado en Alemania. O sea, otros congéneres suyos ya le han dado el visto bueno a mi formación, por si es que sus selectos paladares solo aceptan el rasero nacional.
Así pues, no pienso ir como un corderito a pedir su beneplácito para mis títulos españoles. Por lo que a mí respecta, pueden esperar sentados. Y si deciden rechazarme por semejante chorrada, me voy con la conciencia muy tranquila y la cabeza bien alta. Ellos se lo pierden.

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viernes, 12 de julio de 2013

Manual del inmigrante

Cuando uno llega a un país extranjero, es increíble la cantidad de cosas que lo dejan completamente fuera de juego por simple y absoluta ignorancia. El que más y el que menos se ha pasado un tiempo haciendo algo de modo incorrecto sin tener ni la menor idea, sencillamente porque nadie se lo advirtió. A veces los autóctonos dan por supuesto que todo el mundo sabe esas cosas pero, por desgracia, a los inmigrantes no nos entregan un manual de instrucciones a la entrada, así que vamos de sorpresa en sorpresa quedándonos a cuadros con nuestros hallazgos. Hoy quisiera citar algunas de esas cosas que se da por hecho que debes saber (de Alemania en mi caso), pero que nadie te dice cuando llegas y que vas descubriendo a base de investigar, de estrellarte o por pura casualidad.


La primera cosa de la que me percaté nada más cruzar la frontera —literalmente— fue que debía cambiar mi filosofía al conducir. Recuerdo mi estupefacción al observar una manada de ñus al volante compitiendo ferozmente por progresar en el carril izquierdo, mientras el derecho permanecía impoluto. La conducción aquí resulta estresante mientras no te adaptas, es casi una competición. Y no por las altas velocidades, sino por la agresividad de los movimientos. Se tarda algún tiempo en entender las reglas no escritas de la carretera...

Siguiendo con el tema automoción, también me asombró el tema del aparcamiento. Me costó asimilar que hubiese "trozos de calle privados", es decir, partes de la vía pública donde solo puede aparcar el dueño de la casa de al lado. Esto, unido a las innumerables restricciones existentes, llega a producir una verdadera psicosis cuando quieres aparcar el coche. Vas con la sensación de que todos los lugares están prohibidos —y así es en la mayoría de los casos.

Una de las cosas que descubrí por casualidad fue la pegatina medioambiental, tras un tiempo saltándome esta regla por desconocimiento —sin consecuencias para mi bolsillo, afortunadamente. Es una pegatina que debe colocarse en el parabrisas del coche y que indica, en una escala de 1 a 4, si contamina más (nivel 1) o menos (nivel 4). Según eso, la pegatina será verde (4), amarilla (3) o roja (2). A los de nivel 1 directamente ya no les dan pegatina son los apestados. La finalidad de esto es que, en determinadas zonas, no se permite la circulación a los vehículos más contaminantes, por lo que solo puedes entrar si llevas la pegatina adecuada.

Otro descubrimiento fue el diferente concepto de vivienda. Yo estaba acostumbrado al típico piso de ciudad en España, en un edificio de varias plantas. Aquí sin embargo es más habitual vivir en zonas residenciales de casas bajas (máximo dos alturas), unifamiliares o con pocos vecinos. Pero lo más sorprendente para mí fue ver que estaban completamente vacías. Y completamente significa justamente eso: cuatro paredes, sin muebles de ningún tipo, sin cocina e incluso sin cuarto de baño. Por no tener, no tienen ni bombillas. Me quedé atónito. Yo pretendía buscar una casa parcialmente amueblada para facilitar un poco mis inicios y, desde luego, tener baño y cocina es lo mínimo que esperaba. Pero resulta que aquí es normal mudarse con todo a cuestas, retrete incluido en algunos casos. En este sentido, el panorama que me encontré fue profundamente desalentador. Además, las mejores viviendas suelen estar en manos de agentes inmobiliarios que te cobran un dineral de comisión por acceder a ellas. Es muy muy complicado conseguir algo decente sin pagar comisiones. Por suerte, después de ver varias pocilgas, acabé encontrando un sitio bastante bueno, ¡con persianas y todo!

La siguiente sorpresa desagradable llegó al poco de instalarme. Una carta me informaba de la tasa que debía pagar por el simple hecho de poseer aparato de radio, televisor, ordenador o similar. Es lo que aquí se conoce como GEZ, un impuesto con el que financiamos los canales públicos del país. Esta fue una de las cosas que más me molestó acatar. De hecho, suscita una gran controversia también entre la población alemana.

Otro de los temas que más estupor me causó fue el de la basura. En España podemos tirarla en cualquier contenedor de la calle, ya que son públicos, y la recogen a diario. Aquí los contenedores son particulares, pertenecen al propietario de la casa, de modo que no puedes tirar tu basura en otro que no sea el tuyo. Aparte, hay unos días estipulados para la recogida de cada tipo de residuo que, según el caso, puede ser cada semana, cada dos semanas... Los contenedores se guardan fuera de la vista y, cuando toca recogida, debes andar listo para sacarlo del escondrijo a su hora o de lo contrario seguirás intimando con tu basura unos días más.

Relacionado con esto también conviene saber que, al comprar bebidas, se paga una fianza por la mayoría de los envases de plástico y vidrio. Este importe lo recuperas solo si devuelves las botellas en unas maquinitas que existen a tal efecto en los supermercados. Yo mandé alguna que otra a la basura mientras no me percaté del asunto... Luego entendí las caras de la gente al verlo...

En fin, existen montones de cosas más que podrían incluirse en ese hipotético manual para inmigrantes, pero os invito a que deis vuestro punto de vista y comentéis algunas, tanto de Alemania como de otros países. Sería interesante recopilar experiencias, a ver si alguien se anima a editar una guía de esas características... :)