viernes, 7 de junio de 2013

Autontomática

Los alemanes adoran todo lo automático. Tanto da que sea en el coche, en el trabajo, en casa o en cualquier otro contexto. Si algo funciona solo, les encanta. Puertas, grifos, secamanos, luces... En ningún otro sitio he visto jamás tantos cachivaches de todo tipo diseñados para realizar las funciones más inverosímiles, incluso aquellas para las que yo nunca pensé que pudiera existir una máquina. El catálogo es interminable, y toda la gente cuenta con un amplio surtido de esos artilugios. Son sus "juguetes".


Veréis, no pongo en duda que muchos de los aparatos que proliferan pueden ser útiles —aparte de curiosos, cuando menos—, pero personalmente encuentro excesiva esta manía por lo automático, que llega a alcanzar niveles absurdos de dependencia. Puede que yo sea un bicho raro, pero creo que el exceso de tecnología atrofia a las personas de forma innecesaria. Hay aparatos que son auténticos mataneuronas; nos vuelven más tontos. Perdemos la capacidad de hacer cosas increíblemente sencillas solo porque las hace una máquina. Puedo entender el uso de ciertos mecanismos que proporcionan mejor calidad de vida o facilitan tareas, especialmente en el caso de personas con alguna limitación. Pero una automatización desmedida hasta el disparate produce más molestias que bienestar, lo que representa una absoluta contradicción.

Entre los muchos ejemplos que se pueden citar, uno de los ámbitos más destacables de esta tendencia alemana es el del coche. Siendo como es para ellos una religión, no podía escapar a esta manía. Un caso que ya he mencionado es la dependencia que tienen del GPS, el cual considero muy útil en determinadas situaciones, pero no en todo momento por sistema. Luego está muy extendido el cambio automático, cosa que a mí nunca me ha gustado. Creo que resta gran parte del placer de conducir, aparte de consumir más. También es raro ver un coche que no venga equipado hasta los topes con todo cuanto sensor pueda existir: aparcamiento, puertas, ventanillas, luces, limpiaparabrisas... todo se activa solo. Coño, ¿cuesta tanto pulsar un botón con el dedo? ¡Digo yo que así la cosa ya es bastante simple! La verdad, encuentro escasa utilidad en gran parte de ese equipamiento. Total, la mayoría de las veces se enciende algo cuando no toca, o no lo hace cuando debe...

Sin embargo, no es ese el foco de mis iras y causante de esta entrada, sino algo que tengo en casa y que me saca de quicio. Una verdadera chatarra automática inútil.

Vaya por delante que tengo la suerte de contar con persianas en mis ventanas, avance "tecnológico" poco común por estas tierras. Es más, incluso tengo un toldo que me protege del sol abrumador que tan severamente nos castiga (¿se percibe la ironía?). Entonces claro, con tan espléndido equipamiento, el faraónico proyecto solo podía culminarse dotándolo de unos excelsos mecanismos automáticos.

Así, tanto las persianas como el toldo de marras, tienen un sistema automatizado de apertura y cierre que es casi tan inútil como exasperante. Puedes programar unas horas determinadas a las que abrir y cerrar cada una, así como el punto en el que se detienen. Pero aunque no lo programes, debes subir y bajar la persiana mediante los mismos botoncitos, lo cual requiere un tiempo muy superior al que tardaría con el tradicional tirón de cuerda. A esto hay que añadirle la cantidad de veces que se bloquea el puto mecanismo y no va ni para arriba ni para abajo. Entonces, jurando en hebreo, tengo que desmontarlo para poder mover una simple persiana, cosa que podría hacer con extrema sencillez y sin consumir gota de electricidad si no estuviera automatizada. Ah, y olvídate de persianas si hay un apagón, porque mientras dure se quedan muertas de risa. Ahí el azar decidirá. Si se quedan abiertas te joderás de noche y si se quedan cerradas te joderás de día.

Por si fuera poco, el toldo —como digo, tan necesario en Alemania aún presenta otro agravante adicional. Este se rige por la señal que le proveen un sensor de luz y un anemómetro. En función de la intensidad de luz y viento, el toldo se recoge o se extiende. Huelga decir que no lo he utilizado jamás y he tratado de desenchufar todo cuanto cable he podido, pues es otro consumidor parásito de electricidad hago hincapié porque aquí la luz cuesta un huevo y la yema del otro. Pero a pesar de todo, cuando varían las condiciones, sigue ejecutando repetidos amagos de movimiento que son de lo más molesto, por producirse acompañados de ruido y a cualquier hora del día o de la noche. Son incontables las veces que de nuevo jurando, esta vez en arameo he estado tentado de levantarme de la cama cuchillo en mano y ponerme a cortar cables como un psicópata.

¿Y todo esto para qué? ¿Para ahorrarme un gesto que me lleva exactamente tres segundos y me supone un esfuerzo insignificante? Pues oigan, les diré una cosa:

¡Métanse sus maquinitas por donde yo les diga!

4 comentarios:

  1. Por lo menos tienes persianas, que al norte del Ródano ya son toda una extravagancia. No obstante, parece que el mecanismo manual les parece cutre a los eropeos y tienes que sufrir un automatismo innecesario.

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    1. jajaja, tú lo has dicho, una verdadera extravagancia. Tuve suerte al encontrarme este tesoro. Pero la chatarra automática... ¡es que me pone enfermo!

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  2. A mi lo que me gusta son los contrastes: véase el Mercedes automatizado hasta los topes cuyo conductor tiene que abrir (a botón, por supuesto) la ventanilla porque si no tira manualmente de una cuerda su garage no le deja salir. El colmo de las paradojas! ;-)

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    1. Sí que es un país de contrastes. Tecnología y tradición conviven en cada esquina. Lo mismo que automatizan todo hasta la saciedad, conservan un sinfín de cacharros más viejos que Matusalén.

      Gente peculiar... :-)

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