viernes, 12 de abril de 2013

Mi visión de Alemania

Todo lo que tiene que ver con Alemania está de moda, algo que probablemente debemos agradecer a la actual situación financiera. Será por eso que la literatura dedicada a su "obra y milagros" se ha incrementado exponencialmente en los últimos años. Si antes era habitual recurrir a tópicos sin conocer demasiado el asunto, ahora es fácil encontrar impresiones de gente que lo padece vive en sus carnes. Es muy interesante leer esas experiencias pues, a pesar de ser personales, poseen puntos en común que ayudan a comprender el verdadero carácter del país.

Todo el que se precia de escribir un blog con esta temática suele ir contando sus impresiones generales sobre la nación que le acoge y sus gentes. Yo no voy a ser menos. A las diversas pinceladas que ya he ido dejando añadiré hoy otra batería de cosas, algunas de las cuales equilibran un poquito la balanza tras la entrada anterior.



Una de las principales características de la sociedad alemana es su rigidez a todos los niveles. Se rigen por férreas normas y costumbres de las cuales difícilmente se apartan. Es muy inusual que un alemán se salga del guion, para bien o para mal. Puede decirse que el prejuicio de cuadriculados está más que justificado. Un ejemplo es su obsesión con la hora y la estructura de sus hábitos semanales, que describiré próximamente. Por supuesto que a veces se divierten, cantan y bailan, pero eso también forma parte del guion. Lo hacen solo cuando toca. El resto del tiempo son más secos que la mojama.

Esta rigidez afecta de pleno a las relaciones humanas. Entablar contacto con la gente es una empresa complicada y el trato se restringe a lo imprescindible. Los escasos diálogos suceden generalmente con educación, eso es cierto. Nunca faltan los buenos días, gracias y por favor, pero arrancar algo más puede considerarse un milagro. Puedes vivir meses o años junto a los mismos vecinos, que ellos seguirán tratándote de usted y dándote nada más que los buenos días. Dudo que lo hagan por mal, simplemente no tienen la espontaneidad y calidez propias del carácter latino.

Pienso que lo anterior también tiene mucho que ver con el individualismo y la autosuficiencia, dos rasgos muy característicos de esta cultura. Por lo general, a nadie le interesa la vida de los otros y son, a su vez, celosos de su vida privada. Por eso es difícil que se produzcan conversaciones personales más profundas.

Pero el concepto de autosuficiencia va más allá. Existe una actitud muy arraigada de resolverse uno mismo sus propios problemas, sin recurrir a nadie, hasta el punto de que ofrecer ayuda pueda resultar hasta ofensivo en ocasiones. Por regla general, nadie se molesta en echarte una mano con tus problemas, por lo que no conviene esperar ayuda a priori. Hay que arreglárselas solo.

Todos los factores hasta aquí mencionados hacen de este un país tremendamente inhospitalario. Nada ni nadie facilita la integración al forastero. Al contrario (he sufrido ejemplos de ello). Te sientes constantemente un extraño fuera de lugar allá por donde vayas.

Como iba diciendo, nadie se mete en tu vida... salvo si se te ocurre cometer alguna infracción. Eso siempre les incumbe. Podrías dejar tu coche abierto y con las llaves puestas en pleno centro y probablemente seguiría allí dos horas después. Ahora, apárcalo por error en un lugar inapropiado y antes de bajarte de él recibirás la severa reprimenda del primer transeúnte que pase. Los alemanes viven con el deseo irrefrenable de hacer cumplir las normas, ¡no desaprovechan la ocasión de reprochar al que no lo hace! Faltar a ese código los convierte en verdaderos proscritos rechazados por sus congéneres. Sin entrar en que sean más o menos cívicos, la clave es que tienen mucho más miedo a las consecuencias. Aquí las autoridades no tienen remilgos con los delincuentes, por eso no se mea fuera del tiesto tan fácilmente.

Además, esta costumbre casa a la perfección con otra de sus grandes aficiones: discutirlo y protestarlo todo. Cualquier tema, por nimio que sea, es susceptible de generar controversias y acalorados debates en los que nadie da nunca su brazo a torcer.

Una de las partes más negativas para mí (aparte del clima, ya comentado) es la comida, cuya calidad deja bastante que desear en comparación con la excelente gastronomía española. Admito que hay carne aceptable, pero el pescado... es horrible, carísimo y rara vez fresco. Esto remueve los cimientos de la pirámide alimenticia para alguien como yo, tan "pescadívoro" como carnívoro. Los platos típicos regionales me gustan, no lo niego, pero la variedad del menú es muy reducida si has de comer fuera de casa. Prácticamente, de cada tres comidas, una es Schnitzel (filete empanado), otra es salchicha y la tercera, la especialidad de la zona (que a veces es Schnitzel o salchicha). Ya digo que me gusta, pero acaba saliéndote por las orejas de tanto repetir lo mismo, sinceramente.

Hay que decir que aquí no se disfruta del momento de la comida como en España, al menos entre semana. No existe ese componente social en la mesa. Los que optan por el menú de la cantina comen a una velocidad endiablada, más bien engullen como fieras famélicas. Otros se llevan al trabajo cualquier cosa sencilla que para nosotros no tendría rango de comida, como un sándwich o una pequeña ensalada. Buscan solo un tentempié que puedan despachar deprisa y los mantenga con vida. En la empresa yo terminaba siempre de último, bajo sus miradas de desesperación por la espera. La comida es uno de los momentos del día en que yo desconecto. Odio que me lo amarguen, así que al final opté por comer solo siempre que podía. Me gusta disfrutar de la comida con pausa y, por supuesto, ¡sin discusiones de trabajo! 
 
Entre los mitos que se me han desplomado está el de las carreteras. Gran parte de las autopistas alemanas son mucho peores que las españolas. A pesar de estar en obras perpetuamente, uno se pregunta cómo es posible que tengan un firme tan desastroso. ¿Es esta la famosa y mundialmente admirada Autobahn? ¡Pues vaya! Vale que la endemoniada densidad de tráfico que soportan a diario debe causar estragos, y que aquí ya tenían autopistas cuando nosotros usábamos carros tirados por vacas. Pero aún así, pienso que deberían estar mucho mejor, sobre todo teniendo en cuenta las altas velocidades a las que está permitido circular por ellas. 

Y eso de que son gratis... en fin, las financian nuestros astronómicos impuestos. Que digo yo, pagando esos impuestos, es lógico tener servicios, ¿no? Lo ilógico sería no tenerlos.  Es que me hace gracia cuando se alaban ciertos servicios de aquí. No hay nada que alabar. Mérito sería tenerlos sin pagar esos impuestos, ¡qué coño! Como se dice en román paladino: con buena picha, bien se jode. 

Por cierto, le pese a quien le pese, afirmo rotundamente que los alemanes conducen como el culo. No importa cuántos carriles tengan disponibles, ellos conducirán siempre por el situado más a la izquierda. Los demás permanecen impolutos para uso exclusivo de camiones (cuando no les da por adelantar también) y quizá para algún extranjero sin prisa, harto de verse sometido a una presión agobiante cada vez que trata de hacer una incursión en el carril de la izquierda. 
 
No obstante, lo que sí es una gozada es tener media Europa a tiro de piedra. En pocas horas de coche te pones en infinidad de sitios interesantes.
 
Para ir acabando, algo que yo no esperaba es que fuese una sociedad tan clasista. Entre otras cosas, padecen de una "titulitis" galopante. Deben pensar que, habiendo invertido tantos años y dinero en sus estudios, es obligado mostrárselo al mundo. Quizá por eso anteponen todos los títulos posibles a su nombre, lo cual desemboca en una simpática ristra de abreviaturas de todas las hazañas académicas del individuo en cuestión. Y no es raro que además se hagan llamar por sus títulos. Resulta muy gracioso ver por ahí escritas retahílas del tipo: 
 
Herr Prof. Dr. rer. nat. habil. Fulano de Tal
 
En esta misma línea, fueron también inesperadas las numerosas connotaciones machistas que existen. Por ejemplo, un sistema impositivo diseñado para que la mujer se quede en casa en vez de trabajar fuera (lo contrario no compensa económicamente). Pero bueno, estos asuntos ya los cuenta mamaenalemania magistralmente.

9 comentarios:

  1. Jeje, me has sacado una sonrisilla. Totalmente de acuerdo contigo. Llevo casi un año en Alemania y no he conseguido ya no hacer amistad, que eso son palabras mayores para mí, pero ni entablar un contacto más allá del wie gehts es dir con la persona alemana que más veo, que es la profesora (de mi edad) a cuya clase acudo como voluntaria un día a la semana. Los demás...ni eso. Te puede parecer una tontada, pero cada vez que voy por la calle y los veo pasar me siento un verdadero extraterrestre. Yo vivo en una ciudad muy pequeña del norte, y aquí todos comparten unos rasgos físicos comunes (lo que debieron pensar que era la raza aria vamos, o por decirlo de otra manera ves a alguien más morenito y ya sabes que de aquí no es) yo soy muy rubia y blanca, lo que me permite camuflarme con facilidad entre ellos (excepto por la altura, ahí fallo jaja). Ahora, yo no sé cómo serán en Baviera, pero aquí mi impresión es que son lo más aburrido sobre la tierra. La gente tiene cara de aburrimiento, son "esqueletos" que digo yo, y tendrán sus maneras de divertirse, pero como dices lo hacen a su bola. Tengo que reconocer que en las fiestas que he ido con gente alemana lo he pasado bien, pero también porque solía haber más gente de otros sitios. Lo de su rigidez no es un tópico, aunque pueda parecerlo. Y respecto a la comida, me siento totalmente identificada contigo. A mí me encanta el pescado y en España forma parte de mi dieta fundamental: bacalao fresco, merluza, pescadilla, emperador...cuando llegué aquí y vi el percal se me cayeron las lágrimas. He intentado varias veces acostumbrarme a esa mierda congelada que venden en el súper pero es imposible. ¿Por qué tienen que empanarlo todo? ¿por qué tienen que echarle salsas a todo? NO quiero salsa con todo maldita sea!!!!! y sobre todo esa repugnante knoblauch sauce o la aún peor sour cream sauce. Me la echan hasta en la ensalada. La carne es buena por lo menos, pero es lo que tú dices, que es repetitiva, yo tengo que comer en la escuela de alemán todos los días y estoy del bocadillo de salchicha y mortadela hasta el gorro. No puedo llevarme un túper porque pesa demasiado con los mil libros que llevo en el bolso y aparte muchas veces me da pereza cocinar...así que mi dieta se reduce últimamente a fiambre, muffins y cuando puedo pasta, puré de verduras y col...bastante mortífero para alguien acostumbrado a pescado y verdura frescos todos los días.
    Los dulces están buenísimos, eso hay que reconocerlo....
    En fin, ya me he despachado a gusto yo también, como no tengo blog, te cojo prestado el apartado "comentarios". Espero que no te moleste. Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tranquila, conozco bien esa sensación de necesitar desahogarse (este blog es parte de la terapia...). Puedes hacerlo aquí cuando quieras, si eso te sirve.

      En el sur tampoco son la alegría de la huerta. Y desde luego, la hospitalidad no la conocen. He vivido situaciones tristes en ese sentido. Por suerte hay honrosas (y escasas) excepciones con las que tuve la fortuna de toparme. En mi tierra sería impensable mostrarse así de antipático con alguien de fuera. Recibimos con las puertas abiertas a cualquiera. Estos solo se desmelenan en las fiestas, pero a base de bien, eso sí. Un espectáculo digno de ver. Montan sus carpas y venga, a comer y beber como bárbaros. Ahí corren la cerveza, las salchichas y los medios pollos mientras cantan, saltan y bailan vestidos como Heidis y Pedros.

      El tema del pescado reduce mi calidad de vida una barbaridad. Cuando empecé a ver lo que aquí consideran pescado... se me cayó el alma a los pies. Eso en España es de tercera o peor. Vamos, lo ponen en un restaurante y cierran a los tres días. ¡Y aquí lo llaman "fresco"! Por cierto, respondiendo a una de tus preguntas retóricas: la técnica del empanado es un truco fácil y barato para enmascarar lo que hay debajo. Nosotros no sometemos nuestro género de calidad a esa infame tortura porque queremos disfrutar de su sabor. Sin embargo, en ausencia de buen producto no hay sabor que disfrutar, y el empanado "maquilla" defectos en la frescura (por decirlo de forma suave). El resultado es que todo sabe igual y no sabes ni lo que comes.

      Buff, lo dejo aquí, que si no ya me enciendo como una cerilla... especialmente al mirar por la ventana y ver lo que aquí llaman "tiempo excelente".

      ¡Joderjoderjoder! ¡¡¡No lo soportoooooo!!!

      Saludos

      P

      Eliminar
  2. jajajaja aquí hemos pasado de la nieve a la lluvia. ¡Yuju!
    Estoy pensando en los infames empanados de los que hablas, recuerdo allá por el principio de los 90 cuando mi hermano nació y mi madre a veces sacaba de cena para hacer la gracia esas figuras de merluza empanada con forma de delfines, estrellitas, etc. Ahora no recuerdo el nombre. De aquella ya me parecía que eso era bastante industrial (siempre fui una niña con el morro muy fino). Pero es que comparado con lo de aquí aquello era gloria jaja. Y no intentes hacerlo en la freidora, no lo mejora, la última vez que lo intenté gasté 10 hojas de papel de cocina y aún rebosaba grasa. He optado por no comer pescado...

    Por cierto, de qué amable tierra vienes tú? la mía también es así :)

    Saludos!

    PD qué jodienda tener que demostrar cada vez que comento aquí que no soy un robot con los puñeteros captchas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues vengo de la tierra donde el sol acude a reponerse después de cada día, tierra noble, humilde y hospitalaria donde la lluvia es arte y Dios se echó a descansar, donde puedes sentir que el mundo se detiene con solo contemplar el paisaje, paraíso del buen beber y del mejor comer, donde el concepto de calidad de vida se eleva a otra dimensión... En fin, me gusta mucho mi tierra, por si no lo habías notado :). Y aunque no conozco demasiado la tuya, me consta que también es estupenda.

      Lo siento, el chequeo antispam es un mal necesario para evitar basura de páginas porno rusas en mi buzón... Pero, si te sientes motivada y quieres dar esquinazo a esas cortapisas, te invito a escribir algún día un artículo como "artista invitada".

      Saludos

      P

      Eliminar
  3. ¿Galicia?
    No podría ser una coincidencia...es mi lugar favorito del mundo...
    Gracias por la invitación, aunque no sé si lo que tenga que decir le interesa a alguien jaja.

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, si te animas ya sabes cómo contactar.
      Y coincido contigo, también es mi lugar favorito del mundo.

      Eliminar
  4. En relación a tu comentario de que a los alemanes le encantan cumplir las normas,me ha venido a la cabeza una situación con la que flipé hace no mucho en un pueblecito perdido de la mano de dios...y en que dentro de no muy poco recalaré...Iba yo montada en el bus empanada cual guiri, cuando una mujer mayor "increpó" a un parejilla de chavales que iban con su hija a eso de las 11a.m diciéndoles que qué hacian con la niña a esas horas que no estaba en el colegio...Yo aluciné del descaro...

    ResponderEliminar
  5. Por cierto...seguiré leyendo tu blog...Yo me voy el año que viene y la verdad es que también se agradece leer la otra cara de la moneda.

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Bienvenida Ykara! Espero que te resulten útiles mis experiencias.

      Saludos

      P

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.